GIN ROY 70 CL

GIN ROY 70 CL

Ginebra Artesanal de corte clásico. Alcohol de gran pureza, de lagrima densa y fina. Aromas limpios, Frescos, Herbales, Balsámicos, con toques a Madera y Monte Bajo. Predomina el Enebro y Cítricos. En boca es Fresca, con recorrido persistente, donde destaca la presencia del Enebro, Pimienta y Cítricos.

24,50€

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En el caso de Gin Roy, se trata de una Dry Gin Artesanal, resultado de la elaboración propia de nuestro alcohol neutro de base de Grano 100% . Todas las botellas son numeradas manualmente una en una. La destilación que utilizamos es fraccionada por lotes ( baches ) en Alambique de cobre con columna. En esta fase se destilan los botánicos según se maceran, Nunca se mezclan, para no diluir ciertos matices algún botánico mas delicado. Gin Roy no tiene ningún tipo de aporte externo de aromatizante o colorante, solo los aportados por los propios botánicos. 

Ginebra inspirada en Roy Olmstead, teniente de policía de Seattle convertido en uno de los mayores contrabandistas durante la Ley Seca. Roy Olmstead , EL CONTRABANDISTA BUENO , paso de ser un joven Teniente de la policía de Seattle al mayor contrabandista de la región. Creo una extraordinaria y eficiente red de contrabando que empleaba a cientos de personas convirtiéndolo en el principal empleador de toda la región de Seattle. Pero a diferencia de otros contrabandistas, como los de Chicago o Nueva York, Roy no era un mafioso. En esencia era un buen hombre que creía que la Ley Seca (Volstead) era una injusticia. Fiel a estos preceptos, prohibió a sus hombres portar armas de fuego y nunca se dedicó a otras actividades delictivas propias de la Mafia, que no fuera el contrabando de Alcohol. Se ganó la fama de suministrar un excelente producto ya que, a diferencia de sus competidores, jamás lo adulteró. Fundó, uno de los primeros estudios de Radio difusión Comerciales de Seattle "American Radio Telephone Company". Los agentes de la Ley sospechaban que utilizaba las transmisiones de cuentos infantiles para enviar menajes codificados a sus barcos y evitar controles. Su fin llego a raíz de uno de los primeros casos de escuchas telefónicas. En ellas, los federales descubrieron todo el entramado delictivo y fue condenado a 4 años de trabajos forzados. Curiosamente a los pocos años de salir de prisión, el presidente Franklin D. Roosevelt, derogador de la ley seca, le concedió el perdón presidencial, restaurando todos sus derechos Constituciones.