El mundo literario de Galdós

Ha pasado siglo y medio y aún encontramos sus huellas en nuestras letras contemporáneas. Su literatura sigue conmoviendo a muchos por su maravilloso estilo y por mostrar un realismo que nos permite llegar a reconocernos en aquello que leemos.

El mundo literario de Galdós se construye como un universo, como un microcosmos completo en el que la individualidad de los personajes sorprende por su versatilidad y su perfecta caracterización. Son personajes completos, únicos, ficticios pero reconocibles en cada uno de los rostros que nos rodean día a día.

Sus cuatro etapas novelísticas nos sorprenden por llevar un recorrido lógico, in crescendo. Su producción deja lentamente de presentar a personajes en cierto modo maniqueos, representantes de ideas como el caciquismo o la corrupción para presentar a otros más formados, más perfilados como seres humanos e insertos en una sociedad decadente que saca lo peor de ellos, que los carcome hasta sacar a la luz su propia decadencia.

De los vicios y las virtudes externas pasa a describir una sociedad que deja de tener sentido si no es por el mundo interior de los personajes que la contemplan. Es una novela, ésta última, de caracteres, de pensamientos, en la que el retrato interior y psicológico de los personajes es reflejo de aquello que ocurre a su alrededor. La sociedad, el entorno, es de manera perenne un personaje más, un espacio en el que conocerlos y entenderlos y sin el que sería imposible llegar a caracterizarlos de un modo tan profundo.

Todos somos personajes de Galdós. Todos somos susceptibles de ser literaturizados: nuestros defectos, nuestros vicios, nuestras virtudes… Los personajes son el alter ego de una sociedad filtrada por el reflejo de unos espejos deformadores, por el sonido de una voz narrativa más interesada en destacar el defecto que su virtud.